domingo, 13 de diciembre de 2009

{Zigzagueo}

Diciembre es el mes donde más borrachos hay en las calles. Los púberes escolares que descubren sus cambios bajo el mínimo sorbo. El tumulto de técnicos y universitarios que terminan sus exámenes y en jolgorio se va de cabeza al litro. Las apoderadas son un grupo más que acompañan el pelar a medio colegio en compañía de su buen happy hour. Los ancianos que reciben su pensión gastan un cachito en su buen vinacho para sentirse jóvenes, quizá. También beben y mucho los que endeudándose, le pudieron comprar la consola al cabro chico y se toman su cerveza imaginando como estallará de emoción por algo que le carcomerá el tiempo. Los que más toman, ya todos lo sabemos, son quienes se angustian todo el mes pesando con que cara va a mirar a la familia por no poder tener árbol, ni luces, ni esos adornos tan coloridos y sin mucho más que un pesebre como regazo. Ni hablar del año nuevo, generalmente terminan peliandosé con alguién o algo. El trago que se toman con la miseria que ganan, tampoco es un regalo para ellos o ellas, es más bien un deseo de no querer estar, de no querer ser parte de esa farsa, de no querer haber sido.

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