Risueña y cantora era la negrita, blandía el pandero pa ganarle los coros a sus hermanas. Al sonar de las vihuelas hemos bailao sus 5 veces, zapateo queriendo trizar el suelo y aún no sabe ni mi nombre, es que es muy solicitá la negrita oiga. A veces me quedo mirándola mientras canta y su lengua pareciera perderse en el canto, mientras el vino corre y su voz le da vida al baile, no me queda otra que agarrar el pañuelo agitarlo y perseguirla. Ya la pillaré, apuro no tengo.
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