lunes, 1 de agosto de 2011

Bajo el ojo del amo engorda el caballo

Mirad las fauses de tu pueblo
¿Cada cuando les has dado de comer?
-Cada vez que lo piden
Pero debo contarle que últimamente
Vienen a exigir miles, de los más jóvenes
Con más hambre que el resto
Vienen con dientes afilados y almas furibundas
-¿Será que de sus volcanes están naciendo tornados?
Es algo más que hambre, es algo más que cambios

De esas instituciones de renombre nos debemos
A esas familias de renombre y de refortuna les debemos
De esa generosidad mecánica
De esa ambición que supera la codicia nos sostenemos
Que quienes vengan a demandar nada se les dará
Y que diez dientes contrapuestos me muerdan

Los capones comenzaron a fruncir el ceño
Comenzaron a erguir sus pechos y aclarar sus gargantas
Lanzando piano a piano sus cantos de guerra
La neura laboral ha desaparecido del sonido matinal
Del desayuno se hicieron servir las nanas y madres
De masajes se retribuyó el trabajador
Se encontró el hermano contrariado
Con tanta fase de revuelta incompuesta
Esas eran las fauces rotas

Que se deshizo de unas llaves tragándolas de un golpe
Y me muerden los perros que circulan de verde delantal
Pero esos perros ahora tienen un amo
Que tiene un caballo con los dientes cada vez más largos
Esta viejo y las piernas ya no le dan para mucho más
Acaba de caer y los perros se quitan su verde delantal
Tienen hambre al igual que los capones y codornices

Bajo ese ojo nadie más que el amo ha engordado
Hay que hacerlo guiñar, sacarlo y mirar de reojo
Por si uno de esos perros se pone el delantal de nuevo
Para que todos engorden de dicha
El ojo tiene que estar bien abierto
Dividido entre todos, mirando hacia dentro como hacia fuera
Lagrimear de vez en cuando y enrojecerse también
Porque quien no llora no mama

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