Las casas y los departamentos se derrumbaron, se arrendaron, cayeron, se vendieron. Ellos se amaron con sus labios sordos, con su prisa calma y su tarde. En la pieza contigua un matrimonio de hielo, de frustraciones y de sin sentido.
Lo que pasa es que en la vida algunos nacen con la vida asegurada y otros con la seguridad de morir
Las calles avanzaron, el cigarro las incendió, la risa se hacía entera y la muerte oía atenta.
Las luces de neón bajaban y se volvían almas, las de todos los que mendigaron, los que contruyeron y caminaron en la ciudad sin venas, de la vista caída y el respiro impulsado por el aliento de los arrastrados.
"Nuestra esperanza sólo puede venir de los sin esperanza"
Patudez
Hace 2 meses
No hay comentarios:
Publicar un comentario